lunes, 15 de febrero de 2016

SEMANA 2: ¿MUNDO VIRTUAL VS. MUNDO REAL?

Las redes sociales y las nuevas tecnologías ofrecen unas vastísimas oportunidades. Pero es hora de reconocer que hemos fallado en cuanto a la actitud con que las asumimos. Quiero invitarlos a asumir una actitud crítica y cuestionadora.

Quiero empezar por decirle querido lector, que las redes sociales no son su segundo hogar, sino un espacio dispuesto “gratuitamente” por mega-corporaciones privadas, a cambio de que usted se deje diseccionar en partes comercialmente rentables. No las rige el altruismo de unos seres que quieren iluminar a la humanidad conectándola, como podríamos pensar, sino inmensas corporaciones como Facebook, Google, Twitter,  que hacen oro a partir de manejar datos y manipular la forma en que las personas construyen sus identidades. El objetivo es la personalización de la publicidad: entrar en su espacio privado y garantizar un control sobre su subjetividad. 

Justamente por esto, las redes sociales se sirven de una invitación sagaz, que invoca nuestra poderosa necesidad de ser vistos y de sentirnos parte, diciendo: escribe, dibuja, toma fotos y haz links, muestra tus emociones de la forma más cándida posible, y tendrás amigos y serás visto. Y el hecho de que un adulto promedio revise el Smartphone cada 6 minutos y medio (150 veces al día), es una clara muestra de que la invitación es irresistible, pero también tramposa, porque nunca nos colma aquello que promete. 

El Facebook es un ejemplo bastante ilustrador de la lógica básica de las redes sociales: se basa en el número de “amigos” y esos deliciosos “me gusta” que usted ha llegado a necesitar, sin darse cuenta. Pero cuando la red social se basa en algo tan superficial como la popularidad  y el agrado, lo que tenemos es una red de apoyo para nuestro narcisismo. Porque en las redes sociales todos somos narcisistas: tanto el ingenuo que confiesa su amor definitivo ante una audiencia virtual, como el “amigo” que da “me gusta” mientras se ríe.

"Para desarrollar nuestro yo virtual no se necesita nada de talento, sino la ingenuidad suficiente para hacer un espectáculo emocional sin filtro".

En las redes sociales hay una invitación a la transparencia, que nos hace responder felizmente, como personajes de un reality, dónde estuvimos, cuál es nuestra marca de jeans favorita, qué posición nos gusta en la cama. Pero perdemos de vista que al 99% de los “amigos” o “fans” que están al otro lado de una pantalla, no les importa. 

Solo tocamos al otro cuando la transparencia se vuelve pornografía emocional. Tenemos que reconocer que la halada de pelo, el reclamo de la novia, el periodista que mata socialmente o el intercambio de insultos de caudillos de la patria son fuentes perversas de placer. Para desarrollar nuestro yo virtual no se necesita nada de talento, sino la ingenuidad suficiente para hacer un espectáculo emocional sin filtro.

Los Smartphone y las Tablet, trajeron a nuestras vidas un nuevo mandato: tenemos que estar disponibles todo el tiempo. Ya no hay razones valederas para no responder de ipso facto. Ya no podemos escaparnos del control policial de nuestras parejas y de nuestros jefes. Y la realidad es que esa capacidad de estar disponibles y esa exigencia tácita de disponibilidad, han vuelto la existencia  extenuante. Toda nuestra experiencia se rompe una y otra vez: sea con la pantalla del computador, con el teléfono inteligente o con la tablet. 

El multitasking es un imperativo. Pero ya lo demostraron los estudios neurológicos más rigurosos: el multitasking es simple y llana distracción. La atención dividida es también desatención multiplicada. Por eso se ha venido hablando del “tiempo de la distracción global”. 

Y mientras estamos ocupados chateando, publicando, twitteando, montando fotos, generalmente no queda tiempo  para cultivar lo esencial: las relaciones de carne y hueso. El afán es nuestro ritmo. Cada aplicación, cada dispositivo, una vez logran someternos hasta la inconsciencia, se apoderan de nuestro tiempo. Y es justo ahí cuando tropezamos y caemos. Porque la lentitud es el ritmo de la realización, la consciencia y la profundidad y el afán la cadencia de la superficialidad y la torpeza. 

No sé si alguna vez se ha preguntado si sea tan bueno que en el mismo sitio se ejerza la democracia, se queje una actriz porque la dejó su novio, se postee la receta de jugos que nos quitan el cáncer, se cite a Churchill en boca de Gandhi, y se muestre el video de un buda fluorescente al lado de una pelea de James con Zidane. Yo creo que las redes sociales nos han hecho confundir los espacios. 

Como también nos hicieron confundir la realidad con la virtualidad. Nos desconectamos del cuerpo y sus sentidos. Cada vez nos alejamos más de la realidad concreta del tacto, el olor y los sentidos, hasta el punto de volvernos procrastinadores y fofos para la presencia física y su exigencia. El cuerpo es el gran marginado del ciberespacio. 

Y esa confusión es trágica, porque sin reconocerlo nos volvimos eternos espectadores, apáticos y cobardes. Jugamos a participar, jugamos a tener amigos, jugamos a interactuar, jugamos a hacer un mundo mejor, pero mirémonos por un momento: nunca dejamos de estar sentados en la comodidad de nuestra poltrona favorita. En las redes sociales todos estamos evadiendo la responsabilidad de construir el mundo, tranquilizados por la ilusión de que los datos son lo mismo que la realidad. Postear no nos convierte en actores políticos, ni amantes consumados, ni buenos padres. 

Finalmente me gustaría recordarle que los “amigos” de las redes no son lo mismo que sus amigos;  que un “me gusta” no significa que alguien lo valora; que información no es igual a conocimiento y “compartir” no es entrega.

Lo que le estoy sugiriendo, querido lector, es que no siga dejando que sus dispositivos y sus redes se conviertan en un muro que lo separa de la vida.


Sebastián restrepo. Psicólogo Gestaltista y Sistémico – Revista Cromos 100 Años


ACTIVIDADES:

1. Realice una reflexión corta sobre la lectura donde aborde la idea que más le llamó la atención.

2. A través de un ejemplo o un texto reflexivo exprese lo que le indica la siguiente frase: "Para desarrollar nuestro yo virtual no se necesita nada de talento, sino la ingenuidad suficiente para hacer un espectáculo emocional sin filtro".

3. Qué opinan sus padres y/o acudiente sobre la lectura?


Firma del Padre/Acudiente _____________________            Parentesco _____________

No hay comentarios:

Publicar un comentario